Por: Cecilia López Montaño
Ayudar a reconocer errores del pasado hasta hoy con el propósito de plantear estrategias de salida de manera colectiva y no cometer errores que incendian a la gente, es una tarea que requiere compromisos del sector público, del privado y de la sociedad en general.
Las últimas cifras del DANE sobre los indicadores sociales del 2020 demuestran sin lugar a discusión, que la pandemia no fue bien manejada por la administración de Barranquilla. El golpe ha sido más duro que en otras ciudades del país al casi duplicarse la pobreza entre 2019 y 2020 cuando pasó del 26,5 al 41,2%; una informalidad del 59,9%; gente en miseria del 7,8% al 12,4%; personas sin 3 comidas diarias del 16% al 62,2%; desempleo femenino de los más altos del país. Por la historia de desarrollo de esta ciudad, por la imagen vendida como el gran éxito, lo que se requiere en estos momentos son dos cosas. Primero, una clara explicación de las razones que llevaron a estos resultados porque se trata de la gente sufriendo unos costos inmensos por la pandemia que deberían a ver tenido una respuesta mayor. A nivel de las ayudas nacionales, sin duda, pero siempre los alcaldes pueden pelear por más apoyos del gobierno, pero adicionalmente faltaron mayores recursos de quienes tiene la gran responsabilidad, las autoridades locales. Segundo, cuál es la respuesta del alcalde de Barranquilla, que acciones ha tomado para enfrentar semejante crisis social. Esa respuesta no da espera porque pronto saldrán nuevas encuestas con las cuales se puede comprobar que han hecho.
Solo una pregunta para empezar: ¿Por qué no arrancan con planes de empleo de emergencia para jóvenes y mujeres todas, y con énfasis también en las que están en edad reproductiva que son las más afectadas, en medio de esta explosión social donde se ha evidenciado que el Estado no ha hecho lo suficiente no solo en la pandemia sino históricamente? Esta realidad es aún más crítica en Barranquilla, cuando un mismo partido político ha tenido por tanto tiempo el poder. Respuestas de la administración local es lo que se necesita en este caso específico.
Es fundamental reconocer que el sector privado también tiene mucho que aportar. En medio de esta convulsión social se requieren otro tipo de apoyos como contribución a que se desarrollen esos diálogos que deben llevar a esa nueva sociedad que todos queremos. Además, tenemos conocimiento de empresas que de manera discreta pero eficiente han apoyado a aquellos que lejos de actos vandálicos continúan expresando sus opiniones. Pero es el momento de empezar a definir las contribuciones que todos debemos hacer una vez se logre que se dejen a un lado posiciones antagónicas sobre lo que está sucediendo.
Ayudar a reconocer errores del pasado hasta hoy con el propósito de plantear estrategias de salida de manera colectiva y no cometer errores que incendian a la gente, es una tarea que requiere compromisos del sector público, del privado y de la sociedad en general. Esto no obvia que se soliciten respuestas para que este empobrecimiento de Barranquilla no solo no continúe, sino que se empiece a resolver rápidamente. El hambre, la desolación, la constancia de que no existen oportunidades reales, no dan espera. Por todo esto, la respuesta es ya, ahora.
Publicado en: El Heraldo.