Nosotros, La Paz Querida, comunidad abierta de ciudadanos y ciudadanas diversos, optimistas con el futuro del país, capaces de interactuar en forma creativa y responsable, comprometidos con la construcción de paz, el fortalecimiento de la democracia y el desarrollo sostenible en Colombia, el pasado 21 de abril, les dirigimos una carta celebrando su decisión de cese al fuego, al tiempo que los instábamos a que lo mantuviesen de manera indefinida. Igualmente, les demandábamos la liberación de los secuestrados y de los niños y niñas en sus filas, así como la suspensión del sembrado de minas antipersonales y de todo aquello que significase más sufrimiento para una población civil agobiada por múltiples problemas, dificultades, escaseces y peligros. Situación que se agrava aún más con la pandemia del Covid-19.
Con gran pesar supimos, a través de comunicado del 27 de abril, sobre la culminación del cese unilateral del fuego en la fecha prestablecida por ustedes mismos, el 30 de abril. Una vez más nos fallaron en la esperanza de un paso firme hacia la paz.
Queremos insistirles en el camino de la paz. No sin antes aclararles que no somos instrumento de ningún poder estatal ni de ningún partido político. La trayectoria de La Paz Querida y de sus miembros es suficiente carta de presentación y garantía de su carácter independiente y de su compromiso indeclinable por la paz.
Ustedes que se precian de ser herederos de Camilo Torres, cuyos valores cristianos lo llevaron a formular un frente unido de todos los colombianos para transformar a Colombia en un país justo e incluyente, no deben convertirse en una secta armada que solo se escucha a sí misma. Ustedes que han soñado con una gran asamblea de la sociedad civil para construir un mandato amplio, generoso e incluyente para todos, especialmente para los más humildes y marginados, no deben deponer esos sueños en aras de una incierta, inútil y prolongada confrontación armada. Ustedes que le reclaman al actual gobierno su sordera frente a los llamados del Papa Francisco y del Secretario General de las Naciones Unidas para ser compasivos y solidarios con los que más sufren las consecuencias de esta pandemia, no pueden descargar toda la responsabilidad de sus decisiones en el adversario, argumentando la falta de sensibilidad y compromiso de quienes actualmente
nos gobiernan.
Somos conscientes de que el camino de la paz no es fácil, entraña riesgos y sinsabores. Pero, sus armas no han sido, ni son hoy, garantía de vida para los líderes sociales que luchan sin ellas por sus comunidades. Al contrario, se convierten en pretexto inculpatorio para quienes los siguen asesinando. La paz, solo la paz definitiva, atará las manos de quienes hacen de la guerra un subterfugio para la injusticia.
Si ustedes emprenden con decisión y claridad un camino de paz nos comprometemos, como agrupación y como individuos, a expresar en forma clara y oportuna nuestro apoyo a:
1. Toda decisión unilateral y todo acuerdo que lleve a excluir la crueldad en la confrontación armada y
daños a la población civil, con prioridad con los más vulnerables. Tales como la liberación de
secuestrados y de niños y niñas en sus filas, no siembra de minas antipersonales.
2. Toda iniciativa unilateral y todo acuerdo que ayude a acortar los tiempos de la guerra.
3. Todo gesto unilateral y todo acuerdo que contribuya a generar procesos de reconciliación.
4. Toda prohibición de acciones que produzcan graves daños a la naturaleza.
5. Todo acto de solicitud de perdón y reparación que alivie el dolor y el daño a las víctimas del conflicto
armado.
Quedamos atentos a su respuesta